En aquel tiempo, la gente dijo a Jesús: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed».(Jn 6,30-35)
Comentario: Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)
«Es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo»
Hoy, en las palabras de Jesús podemos constatar la contraposición y la complementariedad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento: el Antiguo es figura del Nuevo y en el Nuevo las promesas hechas por Dios a los padres en el Antiguo llegan a su plenitud. [...]
martes, 7 de mayo de 2019
Buenos dias!! Evangelio de hoy Martes
lunes, 6 de mayo de 2019
Buenos dias!!! Evangelio de hoy Lunes
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos le vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello». [...](Jn 6,22-29)
domingo, 5 de mayo de 2019
Wao!!! Ahora todo Esta Claro.. Acróstico sobre el matrimonio
Marido/mujer. El matrimonio confiere un nombre nuevo; al novio y a la novia, gracias a la promesa y compromiso matrimonial, se les llama marido y mujer. Y ellos asumen progresivamente el nuevo nombre. Ser esposo, ser esposa. Estar unidos. Desposados con las esposas del amor, de la libertad, de la intimidad.
Alianza de amor. El amor conyugal entre un hombre y una mujer está hecho de sentimientos y decisiones; es amor corporal y espiritual, realista y lleno de imaginación, Es alianza entre personas adultas y, al mismo tiempo, es aventura de amor. Se trata de una relación mutua: Darse y recibir al cónyuge. Se simbolizan en los anillos que se entregan. Son signos de fidelidad. Se los entregan para recordar la promesa del amor mutuo.
Tarea permanente. El matrimonio propiamente comienza el día de la boda. Se trata de un punto de llegada. Y de un punto de partida de formación permanente, permanente relación, para siempre, hasta que la muerte nos una más. El matrimonio es un don y una tarea. Cada persona tiene una misión en la vida; el matrimonio concreta esa misión personal y la entrelaza con la de otra persona.
Relación de amor. No de cualquier amor; no un mero sentimiento de éxtasis momentáneo sin el contraste del día a día. Incluye el amor erótico apasionado y también el amor de amistad y de entrega total (ágape). Los esposos se hacen responsables al cien por cien de su crecimiento personal y dual. Con el paso del tiempo ellos pueden relatar su experiencia de pertenencia y de complementariedad. Y ese relato es mensaje de amor que los convierte en mensajeros.
Intimidad. El amor conyugal es un amor íntimo; requiere capacidad de interioridad. Necesita comunicación y diálogo. Requiere la invitación al otro para que entre en ese territorio personal que cada uno tiende a proteger.
Se puede vivir la intimidad cuando cada uno sabe estar en contacto con sus sentimientos, deseos y aspiraciones. La conciencia refleja de los propias satisfacciones y carencias es lo que permite la transparencia. Sabemos bien que somos espejos unos para otros; que en el espejo de los otros se va reflejando nuestra imagen, lo que mostramos y lo que intentamos ocultar. El cónyuge especialmente es el espejo que estimula el encuentro con uno mismo, el descubrimiento de la propia realidad.
Madre y padre. El amor matrimonial es difusivo, es fecundo. Cuando dos personas se quieren de verdad nace algo nuevo para cada uno y para los dos. Cuando marido y mujer se aman nace la fecundidad. Puede tener muchas formas. La más fuerte y visible son los hijos. Ellos son la epifanía viva de dos biografías que se anudan, para constituir una sola corriente en el camino del mar de la plenitud; dos biografías se juntan, como se juntan las aguas de dos ríos que confluyen.
Olvido y memoria. El olvido es una actitud positiva que consiste en no llevar cuenta de las posibles heridas que la vida va produciendo sea por acción o sea por omisión. Los cónyuges tienen un don especial para el perdón y la sanación. Por otra parte, tienen muchas oportunidades de no olvidar los momentos mágicos y felices que han ido entretejiendo la historia común. Celebrar esos momentos. Volver a ellos. Rememorarlos. La fe en el sueño común es capaz de hacer memoria viva del crecimiento común.
Noviazgo. Se trata de una experiencia de novedad creciente y sucesiva; una relación llena de descubrimientos, de sorpresas. Es preciso luchar contra las etiquetas que paralizan y encierran al otro. El sí del inicio se verifica en el sí de cada día, de cada reconciliación, de cada perdón y sanación.
Iglesia doméstica. El amor conyugal en cuanto es amor total, íntimo y responsable, fiel y creativo. es encarnación del amor con que Cristo ama a la Iglesia. El amor humano matrimonial es lo que más se parece al Dios amor. Hace presente la relación de amor entre el Padre y el Hijo en el Espíritu. La relación conyugal y familiar es la que expresa con más intensidad la naturaleza de la Iglesia como comunión de personas. El matrimonio es una pequeña iglesia que ora, que testimonia, que celebra, que contagia y guía con su palabra y con su ejemplo.
0rientación futura. El matrimonio es promesa y esperanza. Está habitado por la fuerza de un sueño común, forjado en el tiempo del noviazgo a partir de las necesidades humanas, de la cultura y educación que cada uno ha recibido. Todas las personas soñamos son la vida en plenitud. Le damos el nombre de felicidad. En el matrimonio cada persona está interesada en su propia felicidad; pero también promete responsabilizarse de ayudar al otro a ser feliz. Que este sueño siga vivo está indicando el grado de salud de la relación de amor. El futuro soñado es la energía que mantiene vivo el amor y lo convierte en buena noticia.
Evangelio de hoy Domingo
En aquel tiempo, se apareció Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor». Al oír Simón Pedro que era el Señor se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. [...](Jn 21,1-19)
miércoles, 1 de mayo de 2019
Evangelio de hoy Jueves
El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.(Jn 3,31-36)
Comentario: Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona, España)
«El que cree en el Hijo tiene vida eterna»
Hoy, el Evangelio nos invita a dejar de ser “terrenales”, a dejar de ser hombres que sólo hablan de cosas mundanas, para hablar y movernos como «el que viene de arriba» (Jn 3,31), que es Jesús. En este texto vemos —una vez más— que en la radicalidad evangélica no hay término medio.[...]