SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Movimiento Camaañista (MC) pidió paliar las secuelas del coronavirus con las ganancias de las AFP y ARS, de las fortunas y lo robado, y además denunció que el Gobierno y las clases dominantes mantienen sobre las espaldas de los trabajadores y los sectores más empobrecidos el peso de la actual crisis, valiéndose de iniciativas que cada vez hacen más pesada esa carga.
La serie de alternativas que planteó previó que no serán consideradas porque el Gobierno y las clases dominantes, subrayó el MC, «voluntariamente no cesarán en su afán de seguir cebándose con la sangre y el sudor del pueblo trabajador».
La entrega de entre un 20 a un 30 % de los ahorros de los afiliados a la Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) se inscribe en ese mismo afán, remarcó.
Se trata, dijo, de una «engañosa propuesta» planteada por legisladores demagogos de una oposición formal que constata «la determinación gubernamental de no asumir un programa básico de protección a las familias más golpeadas por la crisis, que hubiera permitido mantener la cuarentena como mandan las recomendaciones médicas».
Ese camino, sostuvo el MC en una declaración pública, comenzó una vez declarada la pandemia cuando se decidió financiar gastos sanitarios y también «precarias e insuficientes compensaciones salariales y reparto de alimentos con recursos provenientes del Fondo de Riesgos Laborables asignados a los trabajadores».
Más deuda pública contratada para que luego sea pagada con recursos provenientes de una mayor carga impositivas sobre quienes menos tienen es el otro filón de lo mismo, sostuvo el texto.
«Además de permitir el despido y la suspensión sin salarios de un millón de trabajadores que se agregan a otro millón de desempleados y a dos millones de trabajadores informales empobrecidos, recurre por esas vías a 32 mil millones de pesos, la mayoría procedente o pagadero por los propios afectados» expuso el MC en esa declaración pública
En tal sentido, indica que el Movimiento Caamañista se une a las voces de quienes «reclaman, en cambio, la creación de un fondo de contingencia que permita pagar con bonos de emergencia el salario completo de los trabajadores parados y cubrir además las necesidades básicas de los trabajadores cuentapropistas y sectores empobrecidos y hambreados por el sistema».
Ese fondo de contingencia debe financiarse, reclama, con «las ganancias confesadas y encubiertas de las AFP y las ARS, puesto que solo el año pasado las AFP registraron más de 164 mil millones de pesos en ganancias y gastos operacionales sumamente abultados».
«Es inaceptable, además, que lo aportado por el pueblo trabajador para su fondo de pensiones sea administrado por la banca privada para especular y apoderarse de las ganancias», agregó la agrupación.
«Conste nuestro absoluto rechazo a esa intención de reducir aún más las pensiones de hambre que la ley vigente concede a quienes se ha pasado la vida trabajando»,en lugar de ir contra las ARS y las AFP privadas que «son empresas parasitarias al servicio del gran capital financiero y que ameritan ser eliminadas».
Tal eliminación debe forjarse, remarca, en «una transformación profunda de la legislación sobre pensiones y seguridad social, que debe también contemplar el control obrero sobre sus aportes».
En la medida en que «se extiende y profundiza esta multi-crisis resulta imprescindible -prosigue- utilizar otras fuentes alternativas para las necesarias compensaciones, tales como son las fortunas de los corruptos y las voluminosas ganancias del sector financiero».
Asimismo, con las ganancias de los dueños de los aeropuertos privados y las empresas generadoras eléctricas, las importadores-distribuidores de bienes de consumo masivo, especialmente «Falcondo y Barrick Gold, esta última beneficiaria privilegiada de los precios récord del oro y de su producción ininterrumpida durante la crisis».
También apunta al rastreo y recuperación de «los recursos de la corrupción, solo para mencionar algunos» caminos alternativos, pero a la vez admite que «la insensibilidad social del régimen y las clases dominantes, que no desaprovechan oportunidad alguna para dar riendas sueltas a su ambición de lucro desmedido», desechará sus propuestas.
«La más mínima conquista solo puede ser producto de la presión popular. Pero más allá de esos reclamos inmediatos, procede que el pueblo el soberano, armado con la conciencia de la necesidad de un cambio radical, se disponga a desmontar este sistema explotador, decadente y corrompido a través de una Constituyente Popular y Soberana, creadora de una verdadera democracia y bienestar social colectivo».